La cosa más necesaria de que el cortesano tiene necesidad es tener en la corte un fiel y verdadero amigo, no para que le lisonjee, sino para que le reprenda.
Las depuraciones evidentemente nos han perjudicado. Hemos ganado jugando un partido con todo en contra. Le hemos ganado incluso al árbitro. En vez de depurar desde la corte al pueblo, el pueblo debía depurar a la corte. Si yo fuera miembro de esa corte, sería el primero en renunciar.