No es lo que los otros hacen ni nuestros propios errores lo que más nos daña, es nuestra respuesta. Si perseguimos a la víbora venenosa que nos ha mordido, lo único que conseguiremos será provocar que el veneno se extienda por todo nuestro cuerpo. Es mucho mejor tornar medidas inmediatas para extraer el veneno.
Si la culebra pudiese hablar, sería el mayor calumniador del león. Los hombres reptiles por eso persiguen con su lengua a las almas superiores