Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible absolver a cien culpables a castigar a un inocente, cuando está en peligro la vida de un pueblo, es preferible condenar a cien inocentes antes que el culpable pueda ser absuelto.
El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno.
Del mismo papel en que el juez ha escrito una sentencia contra un adúltero rasgará un pedazo para escribir unas líneas amorosas a la esposa de un colega.
Todo se resume en una sentencia muy sencilla: existen buenas y malas maneras de hacer las cosas. Usted puede practicar el tiro ocho horas diarias, pero si la técnica es errónea, sólo se convertirá en un individuo que es bueno para tirar mal
Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables.
El hombre libre es el que no teme ir hasta el final de su pensamiento
Y el famoso axioma que sirve de guía a la mayor parte de noticiarios televisivos locales es Si sangra, manda (a lo que algunos periodistas desalentados añaden Si piensa, apesta ).
No se puede decir más claro que la CEDA, que no se fijaba en la calidad de las personas, fue a la colaboración con los lerrouxistas a sabiendas de que iba a encubrir los negocios sucios, a colaborar con ellos. Y ya conocéis el viejo axioma español que dice: ¡A autores y encubridores, pena por igual!
Alguien ha dicho que la luna está tan pálida porque hace exclusivamente vida de noche.
Se ha dicho que el analfabeto del futuro no será aquel que no conozca por cierto las letras, sino quien no conozca la fotografía. Pero, ¿No hay que considerar del mismo modo analfabeto al fotógrafo incapaz de leernos sus propias imágenes?