El sueño entero de la democracia reside en elevar al proletariado al nivel de estupidez del burgués. En parte, éste es un sueño que ya se ha realizado. El proletariado lee los mismos periódicos y tiene las mismas pasiones que el burgués.
Aunque el ideal de la empresa libre podría prestarse a elevar la condición humana, cuando se practica para el beneficio de la empresa solamente, se convierte en una licencia para exclavizar más al débil.