Desde las paredes miran los iconos sin rostro, sin manos ni piernas. Ahoga el concentrado olor del aceite secante, de los huevos podridos, de la arcilla agria que cubre las rendijas del suelo.
Realizamos inversiones para fabricar nuestro concentrado y venderlo con un beneficio operativo. Pagamos entonces el coste de los fondos invertidos. Los accionistas reciben la diferencia.