Yo tampoco quiero pensar en nada, y voy a estudiar. Con eso me salvo. - ¿Te salvas de qué?... ¿De arrepentirte de lo que pasó? -No, yo no me arrepiento de nada. Cada vez me convenzo más de que el sexo es la inocencia misma.
El sexo es el muñeco de cartón de muchos ventrílocuos