–Wolfgang tiene a un pobre diablo jugando a la caza –dijo–. Voy a ponerle un alto a eso. Era suficiente malo que Padre mantuviera la tradición, pero al menos el jugaba limpio. Wolfgang hace trampas. Los otros nunca ganan.
El diablo es rubio y en sus azules ojos dos estrellitas encendió el amor, con su corbata y sus calzones rojos, el diablo me parece encantador
El demonio ha puesto un castigo sobre todas las cosas de la vida con las que disfrutamos. O son malas para la salud, o son malas para el alma, o nos engordan
Quise gritar, pero no pude proferir ningún sonido. Esto duró algún tiempo. Por fin un reloj dio las doce, e inmediatamente vi entrar a un demonio con cuernos de fuego y una gran cola inflamada llevada por algunos diablillos que lo seguían. Ese demonio tenía un libro en una mano y una horquilla en la otra.