Si sintiera deseos de volarme los sesos, trabajaría en una mina de carbón o me haría ́paparazzi ́. Esta vida es jodidamente bella y no me volaré la cabeza por cualquiera: preferiría que alguien lo hiciera por mí.
Deberíamos explotar esa tontería del arte. Eso es una nueva industria y una mina de oro. Parece otra industria del teléfono
El corazón que no ama es una cisterna tenebrosa, un depósito inmóvil que no recibe ni da. El corazón que ama es el remanso a cielo abierto, donde las mil corrientes del mundo descansan un instante para partir otra vez.
No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.Espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz.
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, en la que permanecerá para siempre una real e indeleble majestad, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.
Yo reconozco, amo y venero el canto a lo humano y el canto a lo divino, desde el punto de vista del texto literario y del punto de vista musical. Basta con conocer un verso a lo divino para conocer el espíritu fino, sabio y delicado del cantor chileno.
La historia es émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso del presente, advertencia de lo por venir.
El corazón que no ama es una cisterna tenebrosa, un depósito inmóvil que no recibe ni da. El corazón que ama es el remanso a cielo abierto, donde las mil corrientes del mundo descansan un instante para partir otra vez.
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, en la que permanecerá para siempre una real e indeleble majestad, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.
Yo reconozco, amo y venero el canto a lo humano y el canto a lo divino, desde el punto de vista del texto literario y del punto de vista musical. Basta con conocer un verso a lo divino para conocer el espíritu fino, sabio y delicado del cantor chileno.