La política es bella, aunque parezca fea por lo que se le entra del interés inevitable; y su beldad está en la fatiga difícil y dolorosa de los hombres en virtud por tener la república a salvo de los que negocian con la santidad de sus oficios.
Me da lo mismo ser guapa que ser fea -dijo Folavril-. Lo único que quiero es gustar a la gente que me interesa.