El que tiene envidia de los buenos saca de ellos mal para sí, como hace la araña en sacar de las flores ponzoña
Escribir te convierte en alguien que siempre se equivoca. La ilusión de que algún día puedes acertar es la perversidad que te hace seguir adelante.
Que el mundo tiene sólo una significación física y no moral es el mayor error y el más pernicioso error fundamental, la verdadera perversidad del pensar, y en el fondo, es también lo que la fe ha personificado como el anticristo.
El del español fue siempre un largo y doloroso camino hacia ninguna parte, jalonado de ruindad y de infamia. De que la grandeza, el fulgor de nuestra historia, resulta compatible con nuestra miserable condición humana; y que, paradójicamente, una es complemento o consecuencia de la otra, y viceversa
Los hombres necesitan siempre de un hazmerreír para eclipsarse a sí mismos la propia ruindad de sus barros.
¡Qué novato es quien se figura que mostrar espíritu e inteligencia es un medio de hacerse querer en sociedad! Antes bien, tales cualidades excitan en la preponderante mayoría de la gente un odio y un rencor que resultan tanto más amargos cuanto que quien los siente no está autorizado a denunciar la causa que los origina e incluso la disimula ante sí mismo
Los dichos injuriosos parece que nacen de sobrado rencor y sobrada malicia.
No se debe tener ni amor ni odio hacia los hombres que están en el gobierno. Se debe tener para ellos el mismo sentimiento que se tiene por un cochero; conduce bien, o conduce mal, eso es todo
...es más sensato quedarse con la fama de tacaño, que genera una mala fama sin odio, que por buscar la reputación de liberal, ganarse la fama de ladrón que genera mala fama y odio a la vez; se debe ocultar el liberalismo...
La vejez es una enfermedad como cualquier otra en la cual al final uno se muere irremisiblemente.
Dios: una enfermedad de la que imaginamos estar curados porque nadie se muere de ella hoy en día.