Porque estoy al otro lado más cansado pero vivo, escucha lo que digo lo mejor ha de venir aun
Sé que esperan momentos truculentos (en el libro), pues los hay. Y cambios físicos, también. Pero, ¿saben? Alguna vez me sentí muy sola estando acompañada, y me preguntaba si yo quería estar con alguien y si alguien quería estar a mi lado realmente. Ahí empezó a surgir el libro, buscando esas respuestas
Su Majestad es una señorita muy linda, pero no tiene mucho que decir.
Tengo la sensación de que usted desprecia su cuerpo, que sólo da paso al arte, señora profesora. Dice Klemmer. Sólo le permite satisfacer sus necesidades primordiales, pero no basta sólo con comer y dormir. señorita Kohut, usted piensa que su exterior es su enemigo y que sólo la música es su amiga. Sí, mírese en el espejo, ahí puede verse: jamás tendrá un mejor amigo que usted misma.
Toda muchacha es una maestra innata, y aunque con ella no se pudiese aprender nada más, se aprendería por lo menos una cosa: el modo de engañarla. Nadie nos puede enseñar tal cosa como ella.
¡Cosa curiosa! el primer síntoma del verdadero amor en un joven es la timidez, en una muchacha es la audacia.
Hada fiel que mi dicha con sus hechizos forja, es moneda en mi alforja y en mi ruleta es ficha.
No percibo un Barça sin Guardiola, es la clave de todo el engranaje que está montado aquí. Pep ha revolucionado el mundo del entrenador del fútbol, ha revolucionado el fútbol. Está el listón muy alto, aprendo mucho con Pep.
El Barça casi siempre juega contra 10 (5/11/2010))
No me gusta oír excusas porque no soy confesor tan solo soy decidor sin fusa ni semifusa, vivo sacando pelusas del rincón de los olvido si sufro por ser sufrido soñador de la justicia peleo por la delicia de no vivir sometido.
De la Sota es más peligroso que piraña de inodoro.
La adulación, meretriz del vicio, debe quedar fuera de la amistad.
La recuerdo en la gran pantalla, grande como una muñeca colosal, remilgada y susurrando, simplemente esperando su camino hacia la total vulnerabilidad.
Me tiende la mano con ojos brillantes, ardientes... excitados, y la cojo. Tira de mí hasta rodearme entre sus brazos. El movimiento me pilla por sorpresa y de pronto siento todo su cuerpo pegado al mío. Me recorre la nuca con los dedos, enrolla mi coleta entorno a la muñeca y tira suavemente para obligarme a levantar la cara. Está mirándome.
El viento era cada vez más potente. Silbaba con fuerza y hacía que los dos mástiles se combaran como cañas de pescar. Las olas se alzaban y, con la sencillez de quien salta un simple leño, pasaban de un lado al otro del barco, agitadas como una banda de facinerosos, y entonces se las llevaba la corriente. En aquellos momentos, las escotillas se convertían en cataratas.
Ves otro lado de Draco cuando esta con su padre. Cuando él esta con su padre, no dice nada. Mantiene su boca cerrada. Actúa muy diferente.
—señorita Cripslock, señorita Cripslock... esta mañana me he levantado sin otra idea en la cabeza que adelantar papeleo de la Oficina de Correos y a lo mejor resolver el problema del dichoso sello Especial Verde Col de veinticinco peniques. Ya sabe, el que da una col si se planta. ¿Cómo puede esperar que tenga ideada una nueva iniciativa fiscal para la hora de la merienda?
Tengo la sensación de que usted desprecia su cuerpo, que sólo da paso al arte, señora profesora. Dice Klemmer. Sólo le permite satisfacer sus necesidades primordiales, pero no basta sólo con comer y dormir. señorita Kohut, usted piensa que su exterior es su enemigo y que sólo la música es su amiga. Sí, mírese en el espejo, ahí puede verse: jamás tendrá un mejor amigo que usted misma.
Hada fiel que mi dicha con sus hechizos forja, es moneda en mi alforja y en mi ruleta es ficha.
Boguemos, boguemos, la barca empujad, que rompa las nubes, que rompa las nieblas, los aires las llamas, las densas tinieblas, las olas del mar.
Un Papa no está sólo en la barca de Pedro, aun si es su primera responsabilidad y por esto quiero dar las gracias a todos los que me han acompañado. Nunca me he sentido sólo para cargar las alegrías y el peso del ministerio petrino
Estaba yo un día solo. Había pasado el águila real, y no solamente me había brindado uno de sus penetrantes vuelos de caza, sino que había estado describiendo las más fantásticas acrobacias en compañía de su pareja. ¡El águila! El macho y la hembra colgados en el cielo estuvieron como cinco o diez minutos, ¡quien sabe!... ¡Yo estaba prendado de sus alas!, ¡yo quería volverme pájaro!
De la Sota es más peligroso que piraña de inodoro.