El gran peligro de la globalización es que nos empuja a una megalengua común.
La globalización es el chivo expiatorio de los inútiles.
Es difícil mantener conversación con una persona que responde a las palabras personales con expresiones impersonales, a las palabras sentidas con una generalización intelectual.
Toda generalización es un hipótesis; la hipótesis tiene, pues, un papel necesario que nadie ha discutido jamás. Solamente que debe ser siempre lo más rápida y frecuentemente posible, sometida a verificación. Está de más decir que si no soporta esa prueba se debe abandonar sin reservas.