La fuerza de una cultura reside en su capacidad para abrirse a otras, para integrarlas e integrarse en ellas. No importa cuán diferentes sean, señala Habermas, todas comparten algunos principios, Ninguna cultura tolera la explotación de los seres humanos. Ninguna religión permite la matanza de inocentes. Ninguna civilización acepta la violencia o el terror.
La política no es la ciencia de las formas, aunque sea esto en mucho; sino el arte de fundir en actividad pacífica los elementos, heterogéneos u hostiles, de la nación; y lo primero es conocer al dedillo a estos elementos, para no intentar nada que haya de chocar contra ellos, e irles acomodando gradualmente aquellas novedades foráneas que fuesen de posible y útil acomodo.
La mente es parecida a un espejo; se cubre de polvo mientras refleja. necesita de las suaves brisas de la sabiduría del alma para que arrebaten el polvo de nuestras ilusiones. Procura fundir tu mente con tu alma.