Me sentía humillado y ofendido por la vida. ¿Cómo era posible que estuviese en aquella actividad, la más antipoética del mundo? Después de dos o tres años comencé a ser más humilde, a decirme: que se vaya al carajo el poeta.
Después de habernos reunido totalmente en una gran familia, hermanos, iremos juntos sobre la luz y el saber, alejaremos las tinieblas y marcharemos hacia el ideal común de la Humanidad: la vida fraternal y libre, la sociedad donde nadie será esclavo ni será humillado por quienquiera que sea nunca más.
Si Alemania, mi patria querida, de la cual usted sabe me siento orgulloso, no me acepta, entonces debo, en nombre de Dios, quedarme en Francia o Inglaterra y sentirme avergonzado de Alemania como nación.
Desde la aurora del hombre todas las naciones han tenido gobierno, y todas se han avergonzado de sus gobiernos.