Actualmente soy un inútil, acepto su acusación, pero prefiero esta inutilidad temporal a la supuesta utilidad de su actitud.
Las olas, al retirarse, dejaban de vez en cuando la arena tan seca como la del desierto; y los árboles y arbustos se estremecían y se sacudían en incesante agitación, como el oleaje de un temporal en plena noche.
Debilitado por la naturaleza aterradoramente provisional de todo.
Había pasado el tiempo en que podía engañarme sobre el carácter provisional de todo lo que empezaba.
Hay muchos acontecimientos importantes que pasan a espaldas de la gente, sin que ésta tenga ocasión de presenciarlos: el nacimiento y la muerte, por ejemplo. O el abandono momentáneo que conlleva el sexo.
Incluso para el éxito momentáneo no basta con que una obra sea escrita con los atractivos propios del tema: tiene también que ser escrita con los atractivos propios del lector.
Ser humano exige ver lo perecedero y el mismo perecimiento como elementos de nuestra propia condición.
Tras la lucha que rinde y la incertidumbre amarga del viajero que errante no sabe dónde dormirá mañana, en sus lares primitivos halla un breve descanso mi alma
Vivamos, Lesbia mía, y amemos, y a las maledicencias de los viejos severos démosles menos valor que a un as. Los astros pueden morir y volver; pero nosotros, una vez que muera nuestra breve luz, deberemos dormir una última noche perpetua. Dame mil besos.
Las desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Ítalo Luder, que nos dan licencia para matar. Desde el punto de vista estrictamente militar no necesitábamos el golpe; fue un error
Lo provisorio amenaza continuamente con transformarse en definitivo, y lo definitivo amenaza no dejar de ser más que algo provisorio.
¿Qué pueden nuestras manos diestra y siniestra contra esta madurez de la muerte en zafra de tormentas? Si hay un reloj menudo que nos roe, burbuja con las patas de abeja y una fugaz respiración de hormiga, el corazón de almendra, cada vez más enfermo de altura eterna.
Y lo imposible es posible; el camino largo es fácil, cuando brilla a lo lejos la mirada fugaz bajo el pañuelo, cuando resuena con honda tristeza el canto sordo del cochero.
No existe el azar, ni nada fortuito en una naturaleza en la que no hay efecto sin causa suficiente y donde todas las causas actúan según leyes fijas, seguras, que dependen de sus propiedades esenciales así como de las combinaciones y de las modificaciones que constituyen su estado, ya sea permanente o pasajero.
La vida quizá es una larga calle por la que pasa cada día una mujer con una cesta, quizá es la cuerda con la que un hombre se cuelga de un árbol. La vida quizá es el niño que vuelve de la escuela, quizá es ese cigarrillo que se enciende en la pausa entre dos abrazos o esa mirada absorta del transeúnte que se quita el sombrero y saluda: ¡buenos días! Con una sonrisa insignificante.