Estoy muy contenta de haberlo leído. Me encantó la historia de la monja que comía tan delicadamente con los dedos, que jamás se manchaba de grasa. Nunca he podido presumir de eso, así que empleo un tenedor.
Una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo
Mar adentro, pequeñas olas, silenciosas y regulares, iban y venían, como si alguien sacudiera ligeramente una sábana.
La conquista de la tierra en su mayor parte no consiste más que en arrebatársela a aquellos que tienen una piel distinta o la nariz ligeramente más achatada que nosotros