La realidad es impensable sin un sujeto que experimente, sin un yo. Es el producto del mundo exterior, del emisor y de un receptor, de un en cuya mismidad más íntima se vuelven conscientes las irradiaciones del mundo exterior registrad por las antenas de los órganos sensoriales. Si falta uno de los polos no se concreta ninguna realidad no resuena música de radio, la pantalla queda vacía.
Hicimos que los botones de la pantalla fueran tan atractivos que la gente quería chuparlos
La felicidad, en el amor, es un estado anormal, capaz de dar inmediatamente al accidente en apariencia mas sencillo y que siempre puede suceder, una gravedad que nunca podría comportar por si mismo. Lo que nos hace tan felices es la presencia en el corazón de algo inestable, que nos las arreglamos para mantener perpetuamente y de lo que no nos damos cuenta mientras no esta desplazado.
Es igual que tengan o no la apariencia de no estar conformes ante tu sexo alado como una flor de las catacumbas viejos estudiantes periodistas podridos falsos revolucionarios curas jueces abogados vacilantes saben muy bien que toda jerarquía termina ahí.
Todo está bien, ya soy un poco dios en esta soledad, con este orgullo que ha tendido a las horas una ballesta de palabra.
Quien entienda al babuino hará más por la metafísica que Locke