El alma rebosante de dulce deleite jamás será profanada.
La verdadera grandeza se logrará gracias a la mente desbordante que trabaja desinteresadamente, con respeto mutuo, para beneficio mutuo.
Su desbordante y entusiasta imaginación se veía matizada por la gran sensibilidad de su espíritu. Su corazón rezumaba afecto, y su amistad era de esa naturaleza fiel y maravillosa que la gente de mundo se empeña en hacernos creer que sólo existe en el reino de lo imaginario.