Jamás de los jamases sobre nuestro suelo sagrado ha de pisar insolente la planta invasora porque nuestro orgullo lo impide porque las naves del invasor para llegar a la presa de sus designios tendrán que navegar sobre la púrpura encendida de nuestra sangre joven.
Pierde los temores y convierte en mariposas las serpientes, que después de la tormenta calma habrá, no dudes, siempre navegar contra corriente vuelve fuerte, si no pierdes el faro que esta al final, nunca dejes cabos sin atar, nunca dejes guerras sin luchar.