Posiblemente el servicio meteorológico -de la televisión pública catalana- es el que hace mejor servicio, ya que detrás del presentador, y durante diez minutos, aparece en pantalla el mapa del imperio, que empieza por el norte en Perpignan y acaba por el Sur rayando con Murcia.
Tuve que ir y venir en bicicleta de su maldita planta, situada en el norte del distrito con más alto índice de delitos químicos, al que sólo podía accederse circulando por el arcén de algunas autopistas importantes. Podía sentir cómo disminuían los años de mi esperanza de vida mientras veía pasar los mojones.