Tengo fama de muy serio, o incluso de arrogante o de altivo, y de todas estas cosas que estoy harto de oír. Creo sin embargo que en mis novelas hay mucho humor, pequeñas bromas y hay alguna escena que aspira a ser cómica o en todo caso es un poco disparatada. El humor es una de las pocas cosas que nos salva.
A esta altura de mi vida, me gustaría que la gente también me reconociera por mi poesía. Aunque escribo solo imágenes aisladas o cartas, que en todo caso son desahogos, desearía que con el tiempo se convirtieran en el saldo de mi vida profesional.