Debo admitir también que, incluso si todos los sabios, durante varias edades, se hubieran consagrado a un estudio infructuoso sobre cualquier tema, de todas forma podría ser precipitado concluir decididamente que éste sobrepasa, por ello, toda comprensión humana.
Esclavo de dios, el hombre debe serlo también de la iglesia y del estado, en tanto que este último es consagrado por la iglesia.