Ocho horas diarias de trabajo es suficiente para cualquier ser humano, y debe obtener suficiente para permitir un suministro de alimentos generoso, vestimenta y vivienda.
Toda su vestimenta era anticuada, pero la llevaba con tanta majestuosidad, que la hacía parecer eterna como la ropa de la realeza.
El estilo es el ropaje del pensamiento; y un pensamiento bien vestido, como un hombre bien vestido, se presenta mejor.
Al ver al viejo descalzo quise darle mis zapatos y me dijo no hace falta lo que importa es tu conciencia no es importante el ropaje sino distinguir a fondo los que van comiendo dioses y defecando demonios.
¿Qué espíritu es tan vacío y ciego que no puede reparar en el hecho de que el pie humano es más noble que el zapato y que la piel humana es más hermosa que la prenda con la que se cubre?
El puro beso del alegre niño que en torno de sus padres juguetea, prenda de amor, emblema del cariño en que el alma gozosa se recrea.
Desprendeos del atavío de la vanagloria y quitaos la vestidura de la altivez.
Eres el sol de los cielos de mi santidad; no dejes que la contaminación del mundo eclipse tu esplendor. Rasga el velo de la negligencia para que emerjas resplandeciente por detrás de las nubes y adornes todas las cosas con el atavío de la vida.
Desprendeos del atavío de la vanagloria y quitaos la vestidura de la altivez.
Mi eternidad es mi creación; la he creado para ti. Haz de ella la vestidura de tu templo. Mi unidad es mi obra; la he forjado para ti; atavíate con ella, para que seas por toda la eternidad la revelación de mi ser imperecedero.
La tela es ante todo una superficie en blanco que es preciso llenar con algo.
La prosa -puede especularse- es discurso; la poesía elipsis. La prosa se habla en voz alta; la poesía se escucha a hurtadillas. La primera es presumiblemente articulada y social, un idioma compartido, la voz de la comunicación; la otra es privada, alusiva, inquietante, tímida, idiosincrásica como la delicada tela de una araña, una especie de hechizo insondable para las mentes comunes.
Hay cierta magia en las palabras seda y encaje, ¿No es cierto? -dijo la tía-. Su sonido me hace sentir como si estuviera preparándome para un baile. Y seda amarilla; me hace pensar en un vestido hecho con rayos de sol. Siempre soñé con tener un vestido de seda amarilla.
Somos utopistas, tanto que llegamos a creer que la revolución debe y puede garantizar a todos alojamiento, vestido y pan
Una mujer sin toilette es como un soldado sin uniforme.
Mis ojos son dos cruces negras, que no han hablado nunca claro, mi corazón lleno de pena, y yo una muñeca de trapo