De haber escrito mi propio epitafio este hubiese sido: Tuve una riña de enamorados con el mundo.
Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando a aquel país una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aún cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos aunque demasiado merecidos
Ni con lisonja, ni con la mentira, ni con el alboroto se ayuda verdaderamente a una obra justa.