Un maestro que sabe estimular a sus alumnos y da a cada uno de ellos su confianza, obtendrá con más facilidad buenos resultados que aquel otro frío, distante y más crítico, que no sabe llevar un espíritu de lucha y esfuerzo a su alumnado
Flotó un silencio apenas turbado por distante bisbiseo de latines. El grupo que jinete y cabalgadura formaban, parecía una brusca coagulación de bronce. Una nube pálida subió al rostro del paisano. Sobre su frente la brisa desordenaba algunas mechas. Su brazo permaneció inmóvil todavía un instante...
Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible, como un sueño que nunca lograré realizar y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.
También podríamos recluirnos en el egoísmo, que permanece en la playa tranquila, y contemplar seguros el lejano espectáculo de las confusas ruinas.
Las grandes carreras y las grandes empresas se construyen por evolución. Es decir, por mejoras lentas y constantes que examinadas por separado no parecen gran cosa. Pero, con el tiempo, estas mejoras pequeñas, evolutivas, se van acumulando hasta producir enormes ganancias.
Quién sabe, tal vez no nos amaríamos tanto si nuestras almas no se contemplaran desde tan lejos. Quién sabe, si el destino no nos hubiera separado tal vez no estaríamos tan cerca uno de otro.
Al ir introduciéndonos en cada apartado medioambiental concebible, la fragilidad de nuestra propia civilización se hace más obvia. En el transcurso de una sola generación, corremos el peligro de cambiar la composición de la atmósfera terrestre de manera mucho más desastrosa que cualquier erupción volcánica de la historia, y puede que los efectos persistan durante siglos
Vivo en un barrio de la ciudad tan apartado que el cartero me manda las cartas dirigidas a mí.
Corazón aquietado como el alma en silencio; oigo apenas el ruido muy lejano del mundo como un eco remoto que se ahogó en la distancia y que traen los vientos al oído inseguro.
En el contexto de esta etapa luminosa y brillante, se puso de pie en el sol y sintió que su misión de ser incongruente y remoto y oscuro de su profesiónal atentaba con la de sus compañeros.
Lo que se tiene en el sentimiento es completamente subjetivo, y sólo existe de un modo subjetivo. El que dice: yo siento así, se ha encerrado en sí mismo.
Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna.
El hombre desenfrenado no puede inspirar afecto; es insociable y cierra la puerta a la amistad.
Un hombre desenfrenado no puede inspirar afecto; es insociable y cierra la puerta a la amistad
En este país es una condena envejecer, ser jubilado es ser muerto en vida
¡Legionarios!: de Melilla nos llaman en su socorro. Ha llegado la hora de los legionarios. La situación allá es grave, quizás en esta empresa tengamos todos que morir. ¡Legionarios!: si hay alguno que no quiera venir con nosotros que salga de filas, que se marche, queda licenciado ahora mismo... ¡Legionarios! Ahora jurad: ¿Jurais todos morir, si es preciso en socorro de Melilla?
No es verdad que el político cesante se quede enfermo de melancolía y quiera volver al paraíso perdido. La púrpura del poder es pesada y deja más alivio que nostalgia cuando se pierde.
Siempre eres nueva. El último de tus besos siempre fue el más dulce, la última sonrisa, la más brillante, el último gesto, el más grácil.
El señor Ferguson me enseñó a pulir mis defectos, a saber dar un pase en el último instante, a tomar la decisión adecuada en el área
No existen los retrovirus lentos, sólo los retrovirólogos lentos. recogido en Repensar el Sida. Lo que no os han dicho. Entrevistas con los disidentes de la hipótesis oficial
Una hora más tarde mi mente está henchida de júbilo, me impresionan todos los detalles: un velo aleteando en un sombrero, un pelo recogido que se suelta, dos ojos que se cierran por la risa y yo me conmuevo. ¡Qué día, qué día!
En cuanto al recuerdo de Rodolphe, había descendido a lo más recóndito de su corazón, y allí permanecía, inmóvil y solemne, como momia regia en su subterráneo. De aquel gran amor embalsamado se escapaba un efluvio que, atravesándolo todo, aromaba con su ternura el inmaculado ambiente en que quería vivir.
Todo hombre aspira a mejorar sus condiciones de existencia con repetida terquedad. No importa que fracase una y muchas veces. Hay un veneno de esperanza, inagotable y recóndito que nace en algún rincón de la conciencia y fluye silenciosamente hasta invadirla con ancho cauce reparador.
Vamos por este mundo como si tuviéramos uno de repuesto en nuestra maleta.
No veas en tu enemigo más que un amigo extraviado
Mi cazador de libélulas, ¿hasta donde se me habría extraviado hoy?
Los días, que en un matrimonio por conveniencia sólo traen consigo espinas, hubieran dejado que se abrieran rosas de primavera. Cómo hubiese recogido esos días que ahora aborrezco.
No en todas partes se ha perdido la cosecha de la uva, Ovidio; la lluvia abundante fue provechosa. Corano ha recogido cien ánforas de agua