Existen ciertos bienes cuyo valor está determinado tan sólo por su escasez. Ningún trabajo puede aumentar la cantidad de dichos bienes y, por tanto, su valor no puede ser reducido por una mayor oferta de los mismos.
Me gusta la democracia porque permite apreciar el arrollador avance del que tiene libertad para exprimir a unos cuantos y aumentar su capital.
La humanidad tiende a incrementarse a una tasa más grande que sus medios de subsistencia
En realidad, usted quisiera vivir como los demás, ser honrado como los demás, tener un hogar, una mujer, asomarse a la ventana para mirar los transeúntes que pasan, y sin embargo, ya no hay una sola célula de su organismo que no esté impregnada de la fatalidad que encierran esas palabras: tengo que matarlo.
El cuento es como asomarse a una ventana y la novela como caminar por el paisaje.
Además, para educar un público hay que comenzar por tenerlo, y para tenerlo hay que halagarlo. ¿O es que te resignas a ser el único suscriptor? Un gran diario, es decir, un diario con un gran público, es un partido; cada vintén representa un voto. Y se trata de electores que dan su voto y dinero encima: ninguna política consigue tanto.
Lo significativo del diálogo entre Erickson-Huxley en esta porción de su articulo es que demuestran los circuitos del aprendizaje de estas funciones confusas, y lo que es más importante demuestra el valor de la hipnosis como herramienta de investigación para comenzar la exploración del proceso de este circuito humano.
Es verdad que no me quiero apuntar al ejército o manejar un torno en fábricas de repuestos. De todos modos, soy miope y psicópata. América, trataré de arrimar mi hombro de maricón.
Que en lugar de apuntar hacia un enemigo difuso, es mejor esperar que se torne en amigo, es mejor contar hasta diez con el palo en la mano, es mejor dejar una salva para mañana.
Tratarse mal sin enfadarse es una de las mayores delicadezas de la verdadera amistad. Que puede ser superada por otra delicadeza: la de tratarse siempre bien.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.
Lo malo de la pintura abstracta es que hay que molestarse en leer el título de los cuadros.
Uno puede apuntarse a eso, el proceso de paz. Pero creo que es una enorme irresponsabilidad apuntarse a eso. Ya no se trata sólo de la irresponsabilidad o de la ilegalidad, que a algunos no parece preocuparlos. Estamos ante un problema de eficacia. Quien negocia, pretende ceder. En estas circunstancias, pierde siempre.
Existen ciertos bienes cuyo valor está determinado tan sólo por su escasez. Ningún trabajo puede aumentar la cantidad de dichos bienes y, por tanto, su valor no puede ser reducido por una mayor oferta de los mismos.
Partir el dinero entre dos enamorados equivale a aumentar su amor, recibirlo uno de otro equivale a matarlo.
En realidad, usted quisiera vivir como los demás, ser honrado como los demás, tener un hogar, una mujer, asomarse a la ventana para mirar los transeúntes que pasan, y sin embargo, ya no hay una sola célula de su organismo que no esté impregnada de la fatalidad que encierran esas palabras: tengo que matarlo.
En su interior había paz; nada bullía ni ejercía presión. En su alma volvía a reinar la acostumbrada noche fría que necesitaba para que su conciencia estuviera clara y tersa y pudiera asomarse hacia fuera: allí olió su perfume.
Tratarse mal sin enfadarse es una de las mayores delicadezas de la verdadera amistad. Que puede ser superada por otra delicadeza: la de tratarse siempre bien.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
La humanidad tiende a incrementarse a una tasa más grande que sus medios de subsistencia
No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.
Lo malo de la pintura abstracta es que hay que molestarse en leer el título de los cuadros.
Uno puede apuntarse a eso, el proceso de paz. Pero creo que es una enorme irresponsabilidad apuntarse a eso. Ya no se trata sólo de la irresponsabilidad o de la ilegalidad, que a algunos no parece preocuparlos. Estamos ante un problema de eficacia. Quien negocia, pretende ceder. En estas circunstancias, pierde siempre.