El que depositó dólares, recibirá dólares. El que depositó pesos, recibirá pesos.
Los viajeros nos cuentan que esas aguas calientes edifican verdaderos palacios, ciudadelas y murallas de algunos kilómetros de longitud. Blancos como el alabastro, los pilares y basamentos crecen incesantemente por el depósito de las cascadas susurrantes que poco a poco ocupan la llanura.