La razón democrática debe ordenar la esfera de la economía. Sin la condición original que marcó al socialismo clásico, que proponía la abolición de la propiedad privada, un proyecto de izquierda debe considerar los diversos tipos de propiedad, utilizar el sistema de precios y el mercado debidamente regulado e incorporar modos de gestión más eficientes surgidos de la experiencia capitalista.
El orden social es del orden del decir, está regulado por dictados e interdicciones.