Su mente ofrecía la curiosa combinación de humillarse en la región del misterio y de ser muy activa, fría y razonable en la del conocimiento.
Quien no pueda humillarse ante sí y ante su amada, no ama.
Jamás debe, Señor, menospreciarse el enemigo vivo, pues sabemos puede de una cautela levantarse fuego con que después nos abrasemos.
¡Qué irónico es que precisamente por medio del lenguaje un hombre pueda degradarse por debajo de lo que no tiene lenguaje!
La capacidad de abyección supera la imaginación más exaltada. De todos los seres que pueblan la tierra, sólo el género humano puede degradarse a tal extremo.
Para nadar en la abundancia hay que arrastrase en el fango.