En el espejo del mundo, no me veo muy claro. Dios desafina la orquesta y yo intento sonar...Con ese dedo que acusa, yo tendré cuidado. Amo al lector que entre líneas espía al juglar
Tú eres la inconmovible y desdeñosa, aunque gentil y bella castellana; yo, el trovador que canta al pie del muro sin que se abra a su acento tu ventana.
Si un trovador me pidiera un poquito de luz para su vida, toda la selva en fuego convertida para su corazón yo le ofreciera.
¿Qué te importa, si en el mundo tu fama no se pregona, con la rústica corona del poeta popular? (...) ¿Qué te importa? ¡Si has vivido cantando cual la cigarra, al son de humilde guitarra bajo el ombú colosal!