Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente
Y al observar toda la locura, la sociedad o lo que ya se fue, entiendo que tu amor transpone todo refugio, quema todo y sin armas.