No hay baluarte del sano conservadurismo tan fuerte como la iglesia evangélica, y para hacer amigos que te ayuden a ganar en la sociedad el puesto que mereces, no hay sitio como tu propia iglesia.
... que no juzgue el árbol por las bellas hojas, sino por los buenos frutos y los que no los producen que se les arranque y dejen el sitio a otros que rindan