La infantilidad es uno de los caracteres más importantes y, en el más noble sentido del término, más humanos del hombre.
Para contar mi historia debo remontarme muy atrás. Si me fuera posible, tendría que ir aún más atrás, hasta los primeros años de mi niñez y más allá de ellos, al remoto pasado de mis orígenes.
Cuando evoco mi niñez me siento incapaz de decir que fue buena o mala. Pero sé que no estaría dispuesto jamás y a ningún precio a volver a ella.
La infantilidad es uno de los caracteres más importantes y, en el más noble sentido del término, más humanos del hombre.
El pequeño mundo de la niñez con su entorno familiar es un modelo del mundo. Cuanto más intensamente le forma el carácter la familia, el niño se adaptará mejor al mundo.
Transportemos la ilusión de nuestra niñez por buen camino, ayudemos a pasar sus etapas con amor y esmero, así compartiremos las grandezas del viaje.
Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege
Sufría del alma y de la ingenuidad del corazón: dos tiranías que abaten siempre al hombre sensible.
Salí a la plaza. Podrían decir que nacía por segunda vez. La más pequeña bagatela vivía, y sin prestarme ninguna atención crecía en su importancia de despedida.
Es simpleza o necedad llorar por lo que no se puede remediar. Dejemos llorar al que dolor tiene, que las lágrimas y suspiros muchos desenconan el corazón dolorido
¿Hasta cuándo, simples, amaréis vuestra simpleza y arrogantes os gozaréis en la arrogancia y necios tendréis odio a la ciencia? 23 Convertíos por mis reprensiones: voy a derramar mi espíritu para vosotros, os voy a comunicar mis palabras.