La única diferencia entre una secta y una religión es la cantidad de bienes que poseen.
Los únicos bienes intangibles son los que acumulamos en el cerebro y en el corazón; cuando ellos faltan ningún tesoro los sustituye.
Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos
Culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores