Eran las cuatro y media de la madrugada. Las estrellas cuchichearon entre sí, detrás de los abanicos, y algo como un enorme chorro de champagne, arrojado por una fuente azul, se dibujó en Oriente. Era el cometa. La luna, esa gran bandeja de plata en donde pone el sol monedas de oro, se escondía, desvelada y pálida, en el Oeste. Los luceros y yo teníamos frío.
En romerías de bizkaínos rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sanar una media docena de puñetazos y todo ha concluido; asistid a una romería española y sino veis brillar la traidora navaja y enrojecerse en el suelo, seguros podéis estar de que aquél día el sol ha salido por el Oeste.
La fe es el término medio entre la ligereza con que alguno precipitadamente cree y la pertinacia en no creer sino en lo que antes se demuestra por la razón.
La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto.
Los problemas de la vida son diferentes para cada uno, y cada uno tiene necesidad de un medio diferente para resolver sus problemas. Por consiguiente tenemos que crear nuestro propio método. Si se imita, se cae en el error. Hay que crear por sí mismo.
La oración como medio de iluminación espiritual es un acto vital normal por medio del cual la isla pequeña de nuestra personalidad de repente descubre que está situada dentro de un todo vital mayor.