Si la cosa sigue así, al hombre se le atrofiarán todos los miembros salvo el dedo de apretar botones.
Si vienen aquí con una pistola y la sostienen en mi cabeza, mejor deberían asegurarse de pueden apretar el gatillo. Y deberían asegurarse de que tienen balas, porque si las olvidan, que tengan cuidado.
En Madrid, jamás llegué a pisar la calle, porque cada vez que aparecía en la puerta del Hotel Ritz, una legión de caballeros arrojaban sus capas al suelo para que caminara sobre ellas, poniendo ante mí una alfombra que nunca se acababa
Perdiendo los modales: si hay que pisar cristales, que sean de bohemia, corazón.
Me gusta la democracia porque permite apreciar el arrollador avance del que tiene libertad para exprimir a unos cuantos y aumentar su capital.
El hablar de estas cosas y el tratar de comprender su naturaleza y, una vez comprendida, el tratar lentamente, humildemente, constantemente de expresar, de exprimir de nuevo, de la tierra grosera o de lo que la tierra produce, de la forma, del sonido y del color (que son las puertas de la cárcel del alma) una imagen de la belleza que hemos llegado a comprender: eso es el arte.
El duende de tu son, che bandoneón, se apiada del dolor de los demás, y al estrujar tu fueye dormilón se arrima al corazón que sufre más.