¿Qué representó para usted el cálculo de sus probabilidades de victoria en el Torneo de Portoroz? Para mí, el tablero de ajedrez es un campo de batalla y no los libros de un contador.
Todo es un tablero de ajedrez de noches y días, donde el destino, con hombres como piezas, juega: acá y acullá mueve, y da jaque y mata, y uno por uno, vuelve a ponerlos en la caja