El amor es el mayor refrigerio de la vida
Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera
Volar, volar, volar, como es Alberto volar al más allá... Tira, la soga de tu cuello tira, la soga de mi cuello tira y esto es verdad; y eran los tiempos de la primavera, dejaste tu sonrisa en ella y esto es verdad y la vida como viene va, no hay merienda si no hay capitán.
Sólo podía comunicar mi inquietud a la tela. Y por eso la volcaba íntegra en ella. ¡La tela que muchas veces no era más que una vieja tapa de cartón!
Si leo un libro y hace que mi cuerpo entero se sienta tan frío que no hay fuego que lo pueda calentar, sé que eso es poesía. Si físicamente me siento como si me levantasen la tapa de los sesos, sé que eso es poesía. Esta es la única manera que tengo de saberlo. ¿Hay alguna otra?
Catire quita pesares contesteme esta pregunta cual es el gallo que siempre lleva ventaja en la lucha y aunque le den en el pico tiene picada segura.
La cena era picadillo de cordero y pan con mantequilla; como podrán imaginar, con el hambre que tenía enseguida di buena cuenta del refrigerio. Mientras comía, se oyeron las lentas campanadas del reloj que yo había oído antes, dando las nueve y media.
Tienes una boquita tan embustera, que a batalla de besos me la comiera.