Son discriminaciones discursivas muy importantes que tienen implicaciones cruciales, pues describen la realidad y, al hacerlo, producen también esta realidad social. No se puede separar el poder del discurso para producir una realidad social, de una parte, del poder del discurso para describir una realidad existente, de la otra. Ambas cosas suceden al mismo tiempo.
El discurso ideológico de la globalización busca ocultar que ella viene robusteciendo la riqueza de unos pocos y verticalizando la pobreza y la miseria de millones.
Te amo. Eres el preludio y el epílogo de mi alma.
¿Qué nos importa el Estado corporativo; qué nos importa que se suprima el parlamento si esto es para seguir produciendo con otros órganos la misma juventud cauta, pálida, escurridiza y sonriente, incapaz de encenderse por el entusiasmo de la Patria, y ni siquiera, digan lo que digan, por el de la Religión?
La democracia tiene por lo menos un mérito, y es que un miembro del parlamento no puede ser más incompetente que aquellos que le han votado.