Todos los malos pensamientos conforman malos semblantes. Pero no hay que desesperar porque no existe oscuridad sin luz. Siempre hay una respuesta sublime a todas las necesidades humanas. Todo es posible para aquellos que creen en la posibilidad.
Por lo general, aquellas cavilaciones no lo llevaban más que a encogerse de hombros y a desecharlas como algo carente de importancia, pero en los períodos de depresión profunda que a veces sufría, podía sentir todo el peso de su limitación y desesperar al saberse tan distinto del resto de la gente.