Durante la ausencia de la mujer amada las tinieblas, totalmente enloquecidas, se apoderan de sus piernas, se deslizan en los zapatos de hielo y empiezan a bailar desde tu cama hasta la inmensa sala del insomnio.
Dejas de ver mujer cuatro días porque te gusta desear, te gusta quemarte y revivirte, te gusta pasarles la lengua de tus ojos a todas.