No se enganchan a la misma lanza el caballo fogoso y la cierva temerosa
Por contra, la intensidad visceral plasmada en la televisión posee la capacidad de disparar reacciones instintivas similares a las despertadas por la propia realidad, sin ser moduladas por la lógica, la razón y el pensamiento reflexivo.
...es lo que decimos cuando no queremos mostrar nuestra debilidad, decimos, Bien, aunque nos estemos muriendo, a esto le llama el vulgo hacer de tripas corazón, fenómeno de conversión visceral que sólo en la especie humana ha sido observado.
No seas demasiado interpretativo. El hombre es mucho más irreflexivo y confuso de lo que piensan aquellos a quienes un destino envidioso ha convertido en poetas.
El respeto irreflexivo por la autoridad es el mayor enemigo de la veracidad.
Esta ansia irracional de dominio, de control y de poder sobre la otra persona es la fuerza principal que alimenta la violencia doméstica entre las parejas
No es una suposición irracional pensar que, en una vida futura, consideremos un sueño nuestros pensamientos actuales.
El único propósito del castigo es la prevención del mal; nunca debe ser impulsivo el bien.
El texto amoroso está hecho de pequeños narcisismos, de mezquindades psicológicas; carece de grandeza: o su grandeza es la de no poder alcanzar ninguna grandeza. Es pues, el momento imposible en que lo obsceno puede verdaderamente coincidir con la afirmación, el amén, el límite grado de lo obsceno.
No hay sustitutos adecuados para el padre, la madre y los niños unidos en un compromiso amoroso de cuidado y protección. Ningún gobierno, no importa cuán bien intencionado, puede reemplazar a la familia en este esquema
No se enganchan a la misma lanza el caballo fogoso y la cierva temerosa
El respeto irreflexivo por la autoridad es el mayor enemigo de la veracidad.
No seas demasiado interpretativo. El hombre es mucho más irreflexivo y confuso de lo que piensan aquellos a quienes un destino envidioso ha convertido en poetas.
Sólo lo que es irracional -lo que es inanalizable por los sentidos, pero que tiene cualidades sensibles-, puede ser obsesivo.
El deseo es algo irracional por el cual uno siempre tiene que pagar un alto precio.
El único propósito del castigo es la prevención del mal; nunca debe ser impulsivo el bien.
En los de la alcoba: a cada uno una punzada en el coxis y vehemente deseo de mirarse el coxis, de lamerse el coxis. Una contorsión del cuello y el seguir vertiginoso de la cabeza a la curva del cuerpo, sobre manos y pies, en movimiento centrípeto, mientras los vestidos se esfumaban y una curiosa prolongación, arqueada y móvil, les nacía del coxis.
¡Oh que aprisa piensa un vehemente deseo que no hay más que lo que piensa!