Cuando una necesidad posee un carácter suficientemente universal y suficientemente uniforme como para que sea propio llamarle necesidad pública, puede convenir a todos los hombres que forman parte de un conglomerado (comuna, provincia o nación), proveer a la satisfacción de esa necesidad por medio de una acción o una delegación colectiva.
A Goethe le gusta demasiado el ambiente de la Corte; le gusta más de lo que puede convenir a un poeta.
Las entidades agropecuarias dicen que se tienen que sentar a negociar las políticas y no es así. La política agropecuaria es demasiado seria como para que la resuelvan solamente los integrantes del sector.
Cuando vio este nuevo libro sobre su mesa de noche, apilado sobre el que había terminado la noche anterior, estiró la mano automáticamente, como si leer fuera la primera y única tarea evidente del día, la única forma viable de negociar el tránsito del sueño al deber.
A los niños nadie les enseña algunas cosas indispensables, como arreglar una llave que gotea, sobornar a un funcionario o cortarle el pelo al perro.
Yo no sé cocinar, llevar sombrero, ser acogedora, llevar joyas, arreglar flores, recordar citas, agradecer regalos, dar la propina adecuada, retener a un hombre, mostrar interés en las reuniones de padres
¿Existe algo más admirable para dos almas que la sensación de unirse para siempre, de fortalecerse mutuamente en toda dura tarea, de apoyarse la una en la otra en los momentos de aflicción, de auxiliarse en el sufrimiento, de entregarse como un solo ser a los silenciosos e inefables recuerdos en el momento de la última partida?
Las nacientes élites capitalistas no pretendían destruir a los aristócratas, sino unirse a ellos y para esto no tenían más remedio que imitar los cánones de consumo aristocráticos.
Es mucho mejor atreverse a cosas grandes, cosechar triunfos gloriosos aún marcados por el fracaso, que aliarse con esos pobres espíritus que ni mucho ganan ni mucho sufren porque habitan en la penumbra donde ni la victoria ni la derrota se conocen.
Quien al vulgo le exige deberes sin avenirse a concederle derechos, lo habrá de pagar caro.
Hay que seleccionar, focalizar en lo real, pero saber que focalizamos y seleccionamos... Recorto lo que me interesa de una realidad y difumina el resto. Lo importante es saber permanentemente acordarse de que simplificamos por razones prácticas, heurísticas, y no para extraer la quintaesencia de la realidad.
En las desgracias hay que acordarse del estado de conformidad con que miramos las ajenas.
Creo que es muy importante asentar nuestra convivencia en una memoria viva y no en un olvido ficticio. Creo que no es posible olvidar; es posible no limitarse a la memoria de lo trágico y tomar otros gestos y otros posicionamientos. (...) Uno siente la alegría del diálogo sin que sea indispensable borrar la historia, uno puede ir al diálogo mucho más auténticamente sino disimula sus heridas.
Lo universal es el caos. El mundo (el escenario que representa este planeta) es por lo tanto algo monstruoso, un acertijo de infortunios que deben ser aceptados, pero por los cuales uno nunca debe capitular
La cultura democrática sólo puede nacer si la sociedad política es concebida como una construcción institucional cuya meta principal es combinar la libertad de los individuos y las colectividades con la unidad de la actividad económica y las normas jurídicas.
El ideal sería combinar democracia con socialismo. Esta combinación podría llamarse democracia socialista, que debe distinguirse de la socialdemocracia o socialismo débil, que, de hecho, no es sino capitalismo con red de seguridad, también llamado socialismo estatal o de arriba. En suma, tanto la democracia como el socialismo son totales o no son auténticos.
¿Quién de vosotros va a quedar segundo?
Todo se mostraba normal, y posiblemente lo fuera, aunque ocurre que, a raíz de un hecho extraordinario, todo lo habitual se vuelve extraordinario e innumerables delitos suelen quedar impunes a causa de un exceso de atención en esos falsos hechos extraordinarios.