Cada audición es como dar un examen. La macana es que no hay tres tipos delante de uno. Creo que hay más; por lo menos, cuatro. Empiezo el programa con un pánico loco y lo termino igual, destrozado como si hubiera subido al Tupungato.
Aquello fue tan triste y tan negro como una visita de pésame en el Níger, y sólo bajo juramento podía creerse que se trataba de la primera audición de una comedia cómica que justamente un año más tarde, había ya recorrido triunfalmente todos los escenarios de España