La fuerza de una cultura reside en su capacidad para abrirse a otras, para integrarlas e integrarse en ellas. No importa cuán diferentes sean, señala Habermas, todas comparten algunos principios, Ninguna cultura tolera la explotación de los seres humanos. Ninguna religión permite la matanza de inocentes. Ninguna civilización acepta la violencia o el terror.
...pues, en general, ninguna de las cosas cuya entidad tiene como sustrato una materia puede llegar a formarse si no hay materia disponible.
La cristiandad tiene que hacerse de nuevo viva y eficaz, y formarse otra vez una Iglesia visible sin respetar las fronteras nacionales, que acoja en su seno a todas las almas sedientas de lo supraterrenal y se haga gustosa mediadora entre el viejo y el nuevo mundo
Hay dos momentos hermosos en la vida: el momento en que uno se separa de una persona que aborrece, y el momento en que vuelve a unirse con otra persona que quiere.
Oriente y Occidente deben unirse para complementarse uno al otro en lo que les falta. Esta unión traerá consigo la verdadera civilización, en la que lo espiritual se expresa y se lleva a cabo en lo material.
Cada provincia se ha replegado en sí misma, cada una refuerza su propio territorio, manteniendo a sus propios guerreros, afilando sus aceros y almacenando armas de fuego. La única manera de sobrevivir hoy es saber quién entre tantos señores de la guerra rivales está tratando de establecer un nuevo orden.
Yo apuesto porque nuestros puertos se modernicen y por lo tanto se debe buscar inversión. Apuesto porque nuestro país sea una puerta de entrada en el Pacífico. Sabremos establecer las condiciones para captar inversión significativa de primer orden. Creo que es más importante lograr que vengan operadores de los puertos más importantes del mundo y ciertamente los chilenos no están allí.