Todo libro es lo que su escritor es, pero está tan deformado por la imaginación que no puedes traducirlo fácilmente a tu peripecia cotidiana.
En unos pocos meses los campesinos han realizado lo que el Dr. Sun Yat-sen quiso pero no logró cumplir en los cuarenta años que consagró a la revolución nacional. Esta es una proeza extraordinaria nunca realizada, ni en cuarenta años ni en milenios.
El traductor es el héroe cuya proeza se mide por su capacidad para ser olvidado.