Hoy la universidad y los centros docentes no sólo inculcan ideología burguesa, sino que se convierten con frecuencia en focos de impugnación de la sociedad capitalista.
En el asistencialismo no hay responsabilidad, no hay decisión, sólo hay gestos que revelan pasividad y domesticación. Gestos y actitudes. Es esta falta de oportunidad para decidir y para participar responsablemente lo característico del asistencialismo que lleva en sus soluciones una contradicción en cuanto a la vocación del hombre a ser sujeto, y a la democratización fundamental.
Vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable.