Los vientos y las olas están siempre a favor del navegante más capacitado
Hubo un momento en que a mi sueño navegante la imagen pareciste de su sueño.
Hoy estamos anclados, soy gaviota, mi cara es marinero sin trabajo, y el corazón espera, espera un signo, la mujer que no está, mi amor sin ojos.
Un gran marinero puede navegar aunque sus velas sean de alquiler.