No hay cosa más mediocre en el mundo que la posesión de una mujer, amigo mío; quien ha tenido una, ha tenido ciento: la única forma de alejar la monotonía de esos triunfos insípidos, es deberlos sólo a la astucia y únicamente sobre los restos de un tropel de prejuicios vencidos pueden encontrarse algunos encantos.
BARTOLO- Los corazones van a acudir a ti en tropel
Las máquinas es su grito, su quimera, su panacea. Aparatos que ahorran mano de obra, suplantadores, cancones, monstruos manufacturados para matarse unos a otros, repulsivos trasgos producidos por una horda de lujurias capitalistas mediante nuestra prostituida mano de obra.
La abundancia de palabras y la ignorancia predominan en la mayor parte de los hombres; si quieres sobresalir de la mayoría inútil, cultiva tu conocimiento y envuélvete en nubes de silencio
Amigos, el suelo es pobre, hay que sembrar semillas en abundancia para poder obtener cosechas modestas...
Las personas hacen mucha profesión de bondad, con infinidad de hermosas palabras, porque quieren que les consideren mejores que sus congéneres, buscando, de este modo, la fama ante los ojos del mundo. Aquellos que verdaderamente hacen el bien son los que emplean menos palabras con referencia a sus actos.
No se llega a ser verdaderamente un gran hombre si no se tiene el valor de ignorar una infinidad de cosas inútiles.
Todo suceso tiene un porqué y toda adversidad nos enseña una lección. He comprendido que el fracaso, sea personal, profesional o incluso espiritual, es necesario para la expansión de la persona. Aporta un crecimiento interior y un sinfín de recompensas psíquicas. Nunca lamentes tu pasado. Acéptalo como el maestro que es.
Los nuevos transmisores de valores morales son los productores de televisión, los magnates cinematográficos, los publicistas de las modas, los raperos gangsta y un sinfín de otras figuras del mundo de la comunicación electrónica.
La multitud expresa su simpatía: comprenden lo que es un amor no correspondido.
Toda esta historia humana, apasionada y trágica para sus criaturas, no parecía en la vida de la Galaxia sino un esfuerzo minúsculo, estéril e insignificante, que duraba sólo unos momentos. Cuando se desvaneció del todo, la multitud de sistemas planetarios seguía viviendo, con algunas víctimas ocasionales, y algún nuevo nacimiento planetario, aquí y allá entre las estrellas, y algún desastre nuevo.
La armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias.
Estas palabras son mías, de la afluencia de mi corazón: Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.
Pero cuando estaba a punto de gritar, el temor desapareció. Lo reemplazó una oleada de ternura, pena y un inesperado deseo.
En una bandada de blancas palomas, un cuervo negro añade más belleza incluso que el candor de un cisne
Nos dimos cuenta de que si piensas en una bandada de pájaros moviéndose alrededor de un objeto en vuelo, se ven tan coreografiados, su mecánica es muy simple, sólo son individuos que se comunican en tiempo real con otros
Todas las cosas tienen una porción de todo, pero la Mente es infinita, autónoma y no está mezclada con ninguna, sino que ella sola es por si misma.
No le sorprenda, joven, que yo le hable así, pues hay una porción del pensamiento que llamamos propio y que sólo nos pertenece como el aire que envuelve nuestro planeta
Sólo quiero Leones en mi regimiento
El comandante es el regimiento
Me voy a fuera y está todo tan mal, mejor me vuelvo a entrar. La gente pronto parece olvidar, lo que pasó algunos años atrás, ¡Oh! ¡Señor! Un lugar, sin memoria popular, no cantará, no bailará, ni una noche más.
Prefiero la gente que me ama o me odia que la que no tiene ninguna opinión de mí. La indiferencia da miedo
Tim Burton puede pedirme lo que sea. Si quiere que tenga relaciones sexuales con un cerdo hormiguero en una de sus próximas películas, lo haré.
En romería de bizkaínos rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sanar una media docena de puñetazos y todo ha concluido; asistid a una romería española y sino veis brillar la traidora navaja y enrojecerse en el suelo, seguros podéis estar de que aquél día el sol ha salido por el Oeste.
El hombre es como la espuma del mar, que flota sobre la superficie del agua y cuando sopla viento se desvanace como si no hubiera existido. Así arrebata la muerte nuestras vidas
La gente cree que el cielo es un jardín del edén, un sitio donde se flota entre nubes y no se hace nada entre ríos y montañas. Pero un paisaje sin estímulos carece de significado.
En cambio el animal puede elegir. El animal vive desprendido del resto del mundo. Ese enjambre de mosquitos, que siguen danzando sobre el camino, aquella ave solitaria que hiende el cielo crepuscular, la zorra que espía un nidotodos estos son pequeños mundos por sí, incluso en otro mundo mayor.
Quiero comer donde me entre hambre, quiero dormir donde me entre sueño, huyes de mi como de un enjambre y harto que estoy de follarte en sueños.
Y el público creerá en los sueños del teatro, si los acepta realmente como sueños y no como copia servil de la realidad, si le permiten liberar en él mismo la libertad mágica del sueño, que sólo puede reconocer impregnada de crueldad y terror.
Si un innovador en software crea algo, Microsoft lo copia y lo hace parte de Windows. No se trata de la innovación, lo que es, es precisamente el fin de la innovación
¡Levante el dedo el pueblo que no tenga que llorar hasta ahora un cúmulo de adoptados errores, y preocupaciones ciegas, que viven con el resto de sus individuos; y que exentas de la decrepitud de aquéllos, no se satisfacen con acompañar al hombre hasta el sepulcro, sino que retroceden también hasta las generaciones nacientes para causar en ellas igual cúmulo de males!
Cuba ideal de turistas será alzada en descalabros. Será del oso y el oso sobre su cabeza permanecerá por 5 tiempos luego un cúmulo de sorpresas le sorprenderá. Habrá sangre, sangre y fuego, fuego y muerte y luego ¡nada!
La cruz de la legión del Honor me ha sido conferida. Sin embargo, evado esa distinción.
En Madrid, jamás llegué a pisar la calle, porque cada vez que aparecía en la puerta del Hotel Ritz, una legión de caballeros arrojaban sus capas al suelo para que caminara sobre ellas, poniendo ante mí una alfombra que nunca se acababa