Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida, se abre una cuña en el alma que separa al hombre de la felicidad como al exiliado de su tierra.
Ellos viven en ciudades. Viven en el ajetreo de la rutina laboral, la locura de trasladarse al trabajo. La locura en el trabajo. La locura de volver del trabajo. El tráfico. La congestión. Están atrapados en eso. Yo me he librado.
¿Hasta cuándo, les preguntamos, señoras y señores legisladores, vamos a permitir que nos sigamos matando para atajar el tráfico de drogas hacia un país que invierte más en su consumo que en educación superior?
El tranvía circula exclusivamente a la vista y participa del tráfico urbano; el ferrocarril metropolitano circula por túneles realizados exclusivamente para ellos a para los ferrocarriles subterráneos con instalaciones de seguridad adicionales, así como por vías independientes a la altura de las calles.
Si en la lid el destino te derriba; si todo en tu camino es cuesta arriba, si tu sonrisa es ansia insatisfecha, si hay faena excesiva y vil cosecha, si a tu caudal se anteponen diques... Date una tregua ¡pero no claudiques!
¿Ve usted aquellos hombres que descargan carbón? Yo también lo hice. Yo también descargué carbón de los barcos anclados en La Boca. Mis hombros saben cómo los encorva aquella faena prolongada bajo un sol calcinante. Eso era trabajar para poder trabajar más; me empleaba como descargador una semana para poder pintar la semana subsiguiente.
Mis sueños no son más que un símbolo de la liberación de mi terrible sufrimiento, no del amor o los seres amados. Son producto de una agitación pasajera, no de un sentimiento permanente.
...nosotros defendemos el sufragio universal por ser un excelente medio de agitación y propaganda para nuestras ideas, pero le negamos la virtud de poder por sí mismo emancipar a la clase proletaria.
Ellos viven en ciudades. Viven en el ajetreo de la rutina laboral, la locura de trasladarse al trabajo. La locura en el trabajo. La locura de volver del trabajo. El tráfico. La congestión. Están atrapados en eso. Yo me he librado.
Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida, se abre una cuña en el alma que separa al hombre de la felicidad como al exiliado de su tierra.
El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.
Cuando caminan, cabalgan a lomos de mula vieja, y no conocen la prisa ni aún en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos descansan bajo la tierra
Y yo respiro, y ando, y caigo, y giro y vuelvo a ver los árboles sedientos y los pájaros disparados en la embriaguez de la música del viento y estoy inmóvil y absorto y maravillado de un día más en el pecho ardiendo.
Una revolución no es sino el desplazamiento de un móvil que, luego de recorrer su giro retorna al punto de partida.
Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa.
(...) la ilusión de hacer revolución por el simple hecho de girar entorno al poder
No quiero decir nada, pero mis espías anuncian lluvia en una vuelta
Yo sé que siempre se sigue delante y que nos llenamos de otros nuevos días y al eventual transcurrir de las tardes un día vi el batir de las alas de ayer, más no partió tu recuerdo incensante y aún me despierto al eco de tu risa, de vuelta atrás donde a veces estás pero, ¿qué hago con tanto que nunca se fue?
Como la herida era en el pecho, le apliqué el torniquete en el cuello